A la orilla de mis amaneceres
manos al viento,
pongo alas al letargo, y
siembro de sonrisas tu piel y mi congoja.
Entre lunas otoñales
llega la esperanza
desbordando mis anhelos,
Inventando verdades que no claudican
ante la simplicidad de las palabras ...
Tus latidos apaciguan mi inconstancia,
y me traen música de olas somnolientas
que naufragan en la noche de tu ausencia.
te yergues distante,
pero no lejano
ni a mis ojos ni a mi boca.