Cansadas,
plenas de recorrer tus caminos
reposan mis manos en tu regazo.
La noche y tú duermen.
Mis ojos puestos en las estrellas,
escudriñan desconocidas geometrías
mientras se van llenando de una luna infinita.
Por un corto tiempo
he olvidado los silencios,
solo mis manos
tocando tu piel,
despertándola
sedienta de caricias.
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