Un diminuto reloj cósmico
escondido en mi piel
va marcando mis pasos lentamente.
Tiempo ajeno y permanente
que no tiene reposo
y me atisba entre luces y penumbras
La fatiga,
- pronto inseparable compañera -
murmura en mi cuerpo.
El miedo humedece mis noches
con sueños febriles
petrificados en el tiempo.
El fino cristal del equilibrio se rompe,
hiberno metafórica
entre paganas tonadas
y voces martirizadas,
obligadas al silencio.
Cantos nuevos cual astillas
van cayendo sobre mi piel
y me recuerdan que
estoy viva ...
Marginalmente .
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