Se arruga el alma y se muda la sonrisa.
Todo crepita consumiendo en último fuego un mundo que se tambalea.
Mustios los rostros olvidaron solaz complacencia y desde adentro,
un apocado consuelo fluye por lo huequecillos que certeros perdigones dejaron en el alma.
Se han dormido las miradas y un silencio eterno duerme entre la boca.
No se contarán los días,
sin equipaje de partida tampoco hay hora de regreso,
solo queda la esperanza de una paz liberadora, compañera perpetua en la morada nueva.
Empieza la memoria a trabajar horas extras ...
los recuerdos se mezclan entre lágrimas e incipientes sonrisas sin fuerzas para ganar la partida
y entre nostalgias y melancolías quedan abandonados los pequeños tesoros que otrora tuvieron tanta valía ....
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