partieron expectantes con monótonos pasos hacia orillas de horizontes de cristal,
rotos por garfios donde cuelgan las palabras maduradas a fuerza de mudanza.
Sin algazara que rediman los silencios,
Sin algazara que rediman los silencios,
adobados de vida,
intentan recobrar los ecos que disfrazados de inclemencia, acechan desde el exilio. Esperanzados, retornan ensanchando los caminos por los que moribundos
se extraviaron los almanaques.
Efímeros instantes vestidos de adioses,
Efímeros instantes vestidos de adioses,
se despiden
abandonando entre murmullos,
las caricias no nombradas que escaparon desplazadas,
negándose a vivir lastimeramente en una piel despellejada.
Heridas de tiempo pero curadas de lágrimas,
Heridas de tiempo pero curadas de lágrimas,
impugnan oblicua tiranía que convierte en piedra y polvo las voces que aun parpadean entre lunas plateadas
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