Hambriento reptas
los senderos de mi cuerpo,
y tu manos voraces
buscan y
suben mis montañas,
mientras tu boca intépida
doblega mi cosmos.
Me ahogo y revivo
olorosa, jadeante,
me embriago de humedad
me embriago de humedad
al contacto de tus dedos,
que siembran de sal
todos mis rincones.
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