Murmuran los silencios el adiós sin añoranza,
llénanse las horas de quimeras anunciadas
y guardados en el viejo arcón de los recuerdos,
quedán adormecidos los sueños anhelados,
más no saciados.
Enceguecida la memoria desdeña los reclamos,
no admite queja, encabritada se rebela
mientras ausentes respuestas,
se ahogan oxidadas por aciaga cantinela
entre marejadas de preguntas.
Ya no levita la esperanza!
Cercenados quedaron los deseos ...
guillotinadas las palabras …
y omitidos los contactos …
Se limita el horizonte de caricias que quedaron
Se limita el horizonte de caricias que quedaron
En el hueco de las manos.
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