Días que se hicieron meses,
esperando siempre que él recogiese
aunque solo fuera con la mirada,
ese manojo de amor hecho cotidianidad
que cada día construía sin importar el cansancio, despues de largas jornadas de trabajo.
Pasó el tiempo y el murmullo de lo cotidiano apagó las voces y secó los besos. La seducción era solo un vocablo, el recuerdo de algo que se añora.
ese manojo de amor hecho cotidianidad
que cada día construía sin importar el cansancio, despues de largas jornadas de trabajo.
Pasó el tiempo y el murmullo de lo cotidiano apagó las voces y secó los besos. La seducción era solo un vocablo, el recuerdo de algo que se añora.
En lo íntimo de si, ella sabía que él vivía en una eterna seducción allá afuera, que sus palabras tenían ese dejo de cortejo que la habían enamorado, pero que en este ahora, ella ya no colmaba sus espectativas ... que el afuera ganaba la batalla, y que su vida no era más que pequeños capitulos de encuentros y desencuentros temporales.
Por más que se esforzaba, no lograba recordar cuando dejó de ser leída ... y voló en el tiempo y entendió que atada a su nombre estaba la herencia de las mujeres de su estirpe, y que la herencia de los hombres de otra estirpe, marcaban el camino que ahora ella recorría, y no quiso luchar más, solto el hilo del amor con el que quiso tejer su vida y se permitio el derecho a pensar que no valía la pena otro episodio ...
Por más que se esforzaba, no lograba recordar cuando dejó de ser leída ... y voló en el tiempo y entendió que atada a su nombre estaba la herencia de las mujeres de su estirpe, y que la herencia de los hombres de otra estirpe, marcaban el camino que ahora ella recorría, y no quiso luchar más, solto el hilo del amor con el que quiso tejer su vida y se permitio el derecho a pensar que no valía la pena otro episodio ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario